PRACTICA 11. ACOMPAÑAR LA CONSTRUCCIÓN DE IDENTIDAD
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La familia identifica a la niña
o niño por su nombre
·
La familia promueve la participación de la niña o el niño en las rutinas, rituales, celebraciones y conmemoraciones que caracterizan a su familia y comunidad.
La identidad es el
conjunto de rasgos psicológicos, que promueven la movilización de actitudes y
comportamientos del ser humano dentro de un sector o ámbito social.
-Hasta los seis meses de vida, el niño(a) no
tiene conciencia de los límites físicos de su cuerpo. Es decir, aún se
siente codependiente físicamente a su madre. Y, aunque hacia los dos meses de
vida es capaz de fijar la mirada, distinguir entre diferentes estímulos.
Es a partir de los seis o siete meses cuando
el niño(a) empieza a desarrollar el sentido de sí mismo como entidad física
separado de su madre. A partir de este momento empieza a tener una mejor capacidad
de percepción visoespacial. Se presenta la atención dividida y la consecuencia
perceptual (adulto-mano-objeto)
Con esta habilidad, el niño(a) empieza a construir zonas de
desarrollo próximo y real.
La cimentación de la identidad / construcción social - herencia genética
En esta construcción de significados
que hacen los referentes primarios del mundo, que a su vez se van reforzando en
la medida de las apreciaciones sociales y afectivas de sus referentes, ej; es
un niño juicioso, es un niño que le gusta más esto o más lo otro etc (quien es)
(quien cree que es-autoimagen), esto sufragara, la autoconfianza y la
autoseguridad.
La identidad del niño, se va constituyendo poco a poco a lo largo
de todo el desarrollo vital, como resultado de la intersubjetividad, de los adultos en la primera infancia como
perciben a los niños y niñas.
Se parte de que la percepción y destreza natural cotidiana de los
integrantes del sistema familiar donde se transforma constantemente la génesis
de la actividad simbólica, ya que es visto desde un paradigma socio
construccionista es un instrumento de actividad psicológica que permite
comprender la funcionalidad del significado dentro de su cultura, y que ayuda a
mediar la conducta internamente. En esta medida, una característica de la
actividad humana es la mediatización, esta surge de la inadaptación en el medio
externo, esta inadaptación lleva a que el ser humano actúe sobre su medio
social interiorizando y desarrollando las funciones cognitivas que
materialmente se encuentran en la cultura, y la forma de mediar la actividad
parte de dos principios: el primero, es el desarrollo del lenguaje, y el
segundo es el desarrollo de habilidades en principio psicológicas en un
escenario objetivo de herramientas físicas para la transformación de su
contexto.
Por otro lado, el uso de signos funcionalmente para mediar la
conducta orientada internamente presupone un sinfín de significados que acorde
al transcurrir vital van suscitando cimientos de potenciación desde
el sistema nervioso central y también límbico, el segundo trata de la
manifestación de las herramientas de aprehensión; teniendo en cuenta lo anterior, es válido
resaltar, que el proceso de enseñanza-aprendizaje y adquisición de información debe estar orientado a proveer estos dos insumos, teniendo en cuenta que el
aprendizaje potencia el desarrollo cognitivo, principio que difiere
primordialmente con el estructuralismo piagetiano, además, este proceso de
enseñanza del cuidador y el niño o niña debe estar orientado, partiendo de la
cultura y la realidad propia.
Referencias
Ausubel, D. P. y Sullivan, E. El desarrollo infantil, Paidos,
Barcelona, 1983
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